Encuentra un estilo de vida diferente
El estado de salud no es más
que un reflejo de cómo cada persona se percibe a sí misma y a su mundo. Esto naturalmente
sitúa la responsabilidad sobre el propio bienestar allí donde debe estar: en
las manos de cada uno. Una vez conseguida una salud radiante, la persona se encontrará
simplemente bien. Puede que se sienta una persona completa por primera vez en
su vida.
Los eternos secretos de la salud pueden ayudar a dar vía libre al enorme potencial curativo latente en el interior de cada uno y a restaurar el equilibrio en el cuerpo, la mente y el espíritu. Al utilizar los propios poderes de curación se crea un espacio reconfortante y permanente, una sensación continua de satisfacción, la base de una vida creativa, próspera y gratificante.
Cuando se cae enfermo o cuando el cuerpo envejece de modo anómalo, se puede desarrollar un impulso para buscar el remedio para encontrar un alivio rápido. Hoy en día hay prácticamente un tratamiento o un fármaco para cada enfermedad.
Nos hacen creer que con solo suprimir o eliminar los síntomas de una enfermedad, como, por ejemplo, el dolor, se radica también la enfermedad misma. Esta idea de la enfermedad parece estar profundamente arraigada en nuestra mente. La farmacéutica desempeña un papel muy importante a la hora de reafirmar esa idea, ya que nos ofrece tratamiento orientados a un solo síntoma.
Nuestra propia impaciencia por
ponernos bien inmediato nos convierte, obviamente, en los perfectos candidatos
para esos remedios de acción instantánea. Pero cada vez que nos libramos de un síntoma
sin atender la causa, nos alejamos de la posibilidad de recobrar el equilibrio
necesario para mantener un buen estado de salud y vitalidad.
De este modo, la buena salud no deja de ser un sueño, y nos resignamos a tener cierto grado de mala salud recurriendo a frases como: “bueno, así es la vida” “de algo hay que morir”
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